Resurrexit ¡aleluya!

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Resurrexit ¡aleluya!

Les deseo una santa Pascua de Resurrección, tanto a ustedes como a sus familias.
Me viene a la mente el apóstol Pablo, quien tuvo un encuentro, en el camino hacia
Damasco, con la luz de Cristo Resucitado, y exclamó: “¿Dónde está, oh muerte, tu
victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?” (1 Corintios 15:55). Su grito exuberante
ha sido escuchado a través de los siglos como una proclamación de vida para toda la
civilización humana. Sus palabras inspiradoras, resuenan profundamente dentro de
nosotros, ofreciéndonos fortaleza y seguridad cuando proclamamos la Buena Nueva a
esta generación.

El Hijo Eterno, quien se anonadó para ser un sirviente obediente, hasta el punto de
morir en la Cruz, ha vencido el mal en sus raíces, con que abre el camino del retorno
al Padre Celestial, para nuestros corazones arrepentidos. Jesús, el Señor Resucitado, es
la Puerta de la Vida, quien, en la Pascua, vence los poderes del infierno y destruye el
aprisionamiento de la muerte. Él es la Puerta, abierta de par en par, para todos. Él es la
Puerta de la Divina Misericordia. Cristo Resucitado nos muestra una nueva y radiante
luz para la existencia humana.

Estando al servicio del Evangelio de la Vida, vemos la continua ceguedad espiritual,
que ensombrece a muchas culturas y sociedades. En ocasiones, nos desalentamos y
podría parecer que avanzamos muy poco, pero estamos abriendo caminos. ¡Estamos
salvando vidas y familias! Me estremezco al pensar lo que sería del mundo sin ustedes
y sin su dedicación y amor. Es necesario que seamos portadores de la luz, sin temor
alguno, en un mundo que está desesperado para comprender el significado de la vida
- ¿Quién soy yo? ¿Cuál es la finalidad de mi vida?

Que la radiante faz de Cristo sea el catalizador que lleve a todas las personas a
reconocer la dignidad inalienable y el valor de toda vida humana, desde el momento
de la concepción hasta su fin natural. Que el mensaje de la vida, proclamado por
el ángel quien se encontraba cerca de la piedra rodada de la tumba, pueda volcar la
dureza de los corazones y de las mentes.

¡A nombre de la junta de directores y del personal de la Human Life International
(HLI), les damos las gracias por su fidelidad y sacrificio al servicio del Evangelio de
la Vida! Su amor es un testimonio viviente del poder transformador de la Cruz y de la
proclamación de la Pascua - ¡Ha resucitado!

Que el Cristo Resucitado les conceda, tanto a ustedes como a sus seres queridos, paz
y alegría durante esta santa Pascua de la Resurrección y el resto del año. Los tendré
presentes, al igual que sus intenciones, durante mi celebración de la Santa Misa el
Domingo de Pascua y durante toda la octava de la Pascua.

Fraternalmente en Cristo, Padre Boquet