Por el Padre Shenan J. Boquet – presidente de Vida Humana Internacional.
Publicado el 29 de Julio del 2024.
“Donde no se honra a los mayores, no hay futuro para los jóvenes. Una sociedad donde se descarta a los ancianos lleva dentro el virus de la muerte”.
Papa Francisco, Plaza de San Pedro, 4 de marzo de 2015.
Hace cuatro años, el Papa Francisco anunció el primer “Día Mundial de los Abuelos y las Personas Mayores”.
La decisión de celebrar este día anualmente se produce cuando muchas partes del mundo enfrentan un rápido envejecimiento de la población. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se espera que en 2030 una de cada seis personas tenga más de 60 años.
Sin embargo, se espera que para 2050 esa cifra se duplique, con aproximadamente 2.100 millones de personas mayores de 60 años. Numerosos economistas, sociólogos y líderes religiosos han advertido que este cambio masivo en las tendencias demográficas probablemente traerá todo tipo de consecuencias significativas.
Ya (como he escrito a menudo en el pasado) estamos viendo un número cada vez mayor de naciones que legalizan la eutanasia y el suicidio asistido. En algunos casos, la eutanasia y el suicidio asistido se presentan abiertamente como “soluciones” al envejecimiento de la población.
En medio de este cambio sísmico en la demografía, es fundamental que la Iglesia desempeñe un papel a la hora de guiar la mejor manera de responder de una manera que defienda y proteja la dignidad de las personas mayores.
La decisión del Santo Padre de iniciar una “Jornada Mundial de los Abuelos y las Personas Mayores” es, por lo tanto, una decisión profética, y probablemente será cada vez más importante con cada año que pasa.